VANIA VARGAS






Con los años he ido perfeccionando el oficio de tomar los días


escarbarlos/ darles vuelTa/ mezclar las horas/ comprimirlas

hasta que quepan en una cuartilla azul

que Pueda doblar fácilmente en cuatro

metérmela en la bolsa del pantalón y dependiendo del caso

convertirla en algo más alegre

como confeti sobre la avenida desde la ventana del autobús

o algo más rabioso como una piedra contra el espejo

o simplemente tan lúdico como un avión

que aterrice para el abandono entre las plantas que se comen el patio

del vecino

o un barco náufrago de alcantarillas



No es que me divierta el desastre

solo me sucede cuando juego a ser creador







* * * * * *





B. está realmente jodido

lo supe cuando le pregunté por su mujer

y dijo que todo iba bien

mientras desviaba la miradA



Después de un momento de silencio

se limpió la garganta

vio a los lados

bajó la voz

y dijo que a mí no me podía mentir

que hacía un par de meses había vuelto a buscarlo

arrepentida

y con un embarazo de seis meses que bien podría ser suyo

o del antiguo novio que se la quitó

y ahora la devolvía marcada



que nadie lo entiende

que él no está mal

pero que no se hace ilusiones

que le quedan un par de meses para seguir viendo

cómo marchan las cosas



Se quedó callado



Respiré profundo

lo miré a los ojos

le dije que tratara de mantenerse alerta

que lo podían lastimar

que si algo abundaba en esta puta ciudad

era gente con quien recomenzar ad infinitum

que bastaba saberlo y abrir bien los ojos

nada más



Sonrió con torpeza

asintió tres veces

miró hacia la calle

como quien cree por un instante

que la vida es un juego

que podría ganar

dejó el dinero de su café y se marchó

con mis consejos apretados

en el puño que guarda entre su bolsa



Espero que no haya tomado en cuenta

que era un luminoso sábado en la tarde

que mi teléfono no sonó durante toda la conversación

que iba a buscar un taxi para ir directamente a casa

que me esperaba una noche larga

y solitaria







* * * * * *



Él aprendió a acariciar así por caminos tristes



Eso fue lo que dijo

mientras me besaba la espalda



Ese día entendí que la tristeza puede ser dulce



y transferible







* * * * * *



Un día decidí

que a los niños que corran del otro lado de la ventana

solo me una el asombro/el paso sin rumbo

la alegría fácil

la rabia de caer desde el sueño

en unA cama ajena/en un nuevo lunes

donde no sepa reconocer

el camino de regreso hacia la risa



Conforme

con lo que no soy

a veces le sonrío a los espejos

a mí no me mienten cuando pregunto

quién es la más triste

la que debería moverse finalmente

lavarse el pelo

vestirse de colores

arrancarse las raíces

y volar con la velocidad de un globo

hasta esa rama

que desde la ventana

parece señalarle un rumbo

en la nada celeste

a la mujer que tiene mi rostro

y la mira

cuando no se sienta a leer su historia

en las paredes sucias

sin llegar a comprenderla por completo



La sangre que me delinea este laberinto azul en la piel

es la que delata mi herida interior

esa que vuelve a doler cuando no hay luna

cuando logro escuchar a los días

forzando sus motores para terminar

y no avanzan

y la luz de la ciudad de noche

titila a lo lejos

como si quisiera llorar

mientras me mira con sus

mil ojos rojos de animal salvaje

y descubre cómo corre

por otros rumbos

un sueño que no alcanzo

y me pide que lo suelte/lo deje ir

antes de que su hilo me corte las manos

y no haya caricia que no duela

ni posibilidad de telegrafiar este mensaje urgente

este cuentagotas del vacío





VANIA VARGAS Y SU PARACAÍDAS