ALFONSO HUERTA
MI PAÍS ES UN CARNAVAL MELANCÓLICO
Demasiado temprano
escupí en los lugares
que la plebe consagra para la reverencia.
Y entre la multitud yo era como el perro
que ofende con su sarna y su fornicación
y su ladrido inoportuno, en medio
del rito y la importante ceremonia.
Rosario Castellanos, Monólogo de la extranjera
Mi país es un carnaval melancólico
que ofrece módicas tentaciones
como incurrir en la política
y trazar el camino más corto a la desilusión;
o ser un consumidor responsable
y comprar tan solo a abusadores tiranizados;
o un ecologista
que reforesta le leña y la pastura del mañana;
o un visionario
que le invente identidad a esta miniatura fragmentada;
o un poeta inoportuno
que habla de náusea a un pueblo muerto de hambre.
Pero he dejado ya de aspirar a tan altos simulacros.
El tercer mundo ha dejado una impronta indeleble
en mi perspectiva epistemológica.
Ahora soy solo un intento
de vanguardista del subdesarrollo.
HOMBRE CON PRISA MIRANDO RELOJ
Mierda para las palabras sin sangre, mierda para los que explican la vida con elegancia y corrección gramatical.
Nélida Piñón, El jardín de los Olivos
Te prometo anarquía me decís
con ese gesto... ¿cuál gesto?
Ese gesto inadvertidamente ostentoso
de quien se siente dueño de sus horas,
de quien puede renunciar a su independencia
porque vive entre sus libertades,
de quien me pide las horas de un reloj aceitado con renuncias.
Lo peor de todo es tu paciencia,
(sí, me aburre la gente que hace de mí
una buena persona)
dejá que la envidia
me corroa un poco el esófago,
porque podrás imprimir en esta frente
la fecha de caducidad de mi tormento
pero eso no atemperará esta apurada desesperación.
Así es, los nudos de un capricho no se deshacen con caricias.
SOLO LOGRO CONCEBIR LA MUERTE
Solo logro concebir la muerte
cuando imagino:
una risa que se diluye en ecos decrecientes;
un abrazo que se escurre al primer roce;
un perro que olfatea su correa de paseo en espera de su amo;
un bus que se aleja dejándome con la maleta en la mano.
Solo entonces me aflijo y te llamo
por cada nombre y apellido
y la falta de respuesta me hace entender
que vos y yo
somos un pasado que no puede repetirse
y solo entonces logro concebir la muerte
y la enorme severidad
de la marcha irreversible del tiempo.